Rescates durante “el vuelo de la mariposa”.
A veces, durante alguno de los vuelos, se nos presenta la oportunidad de aclarar su nueva situación a personas que aún no se creen que hayan abandonado su vida terrenal.
Os voy a contar cómo, más o menos, suceden estos encuentros. Las cosas se desarrollan más o menos como voy a contar. Este es un ejemplo de lo que sería "una experiencia tipo".
Nos encontramos con una persona desconocida, normalmente con ansiedad.
Llamo (E) a la persona desconocida y (J) cuando soy yo el que habla.
La situación suele discurrir más o menos de esta manera:
La persona que hace el vuelo tiene ya proyectada su conciencia en el plano espiritual. En un momento dado, siguiendo el curso de la experiencia, aparece en su mente una persona desconocida. Le digo que se acerque a ella y que le pida permiso para abrazarla.
Persona desconocida (E): ¿Qué sitio es este? ¿Quién eres tú? ¡Me duele el pecho!
-Le digo a la persona que está haciendo el vuelo que le diga si me oye. Entonces ella observa que está buscando mi voz hasta que me localiza. A partir de ese momento, aunque sigo sin ver ni oír nada, soy yo el que toma la palabra. Las respuestas, por lo tanto, me llegan a través de la persona que está contactando.
(J): ¿Qué te pasa?
(E): No sé, estoy aquí pero no sé dónde. ¡Me duele el pecho y la cabeza!
(J): ¿Has tenido algún accidente?
(E): ¡Sí!, pero no me pasó nada.
(J): Sí que te pasó algo; ¡te has matado!
(E): ¿Qué dices? ¿Cómo me voy a haber matado?
(J): Sí. Te ves vivo, pero es que cuando "morimos" seguimos vivos.
(E): ¡Venga ya! ¡Qué estás diciendo!
(J): Es verdad. En realidad no tiene por qué dolerte el cuerpo, porque ese cuerpo que ves no es físico. No el cuerpo que conoces, aunque no percibas la diferencia.
(E): ¿Que no me duele? ¡Lo vas a saber tú mejor que yo!
(J): Ese dolor lo provoca tu mente.
(E): ¿Me quieres volver loco o qué?
(J): Al contrario, lo que quiero es ayudarte. ¡Oye, ¿tienes algún ser querido muerto?
(E): Sí, mi padre.
(J): Y, ¿has soñado con él últimamente?
(E): Pues sí. ¿Tú cómo lo sabes?
(J): Lo sé porque sé que no fue un sueño, sino que en realidad estuvisteis juntos.
(E): ¡Cómo vamos a estar juntos si él está muerto?
(J): Tú también.
(E): ¡Venga, ya! Cómo voy a estar muerto si estoy vivo.
(J): ¿Te has dado cuenta que la gente no te ve?
E): Sí, es muy extraño. Tampoco me oyen. Creo que estoy en una pesadilla. …Sin embargo tú si me ves, y también me oyes; ¡no entiendo nada! El caso es que me duele mucho la cabeza, y por más que quiero no puedo despertarme. ¡Qué mal me encuentro!
(J): Yo te veo porque me han permitido ponerme en contacto contigo para ayudarte.
(E): ¿Para ayudarme? Entonces ayúdame a despertar; este sueño me angustia.
(J): ¿Tú crees en Jesús?
(E): Bueno, ...cuando iba al colegio, me hablaron de él, pero yo no sé qué creer. ¡Tantas mentiras se oyen…!
(J): Pues en este caso, no hay mentira; Jesús es real. Jesús ha vivido en la Tierra y, lo mismo que tú y todo lo que tiene Vida, no muere. La Vida es eterna y desde esa eternidad, Jesús te espera para abrazarte, y mostrarte una vida maravillosa junto a tu padre y a todas las personas con las que hayas tenido relación de cariño y amistad. Esas personas que tú crees muertas, pero que sin embargo siguen tan vivas como nosotros, te están esperando para darte un abrazo de bienvenida.
(E): ¡No me lo creo! No puede ser! Suena muy bonito para ser de verdad.
(J): Que sí, que sí; confía en mí. Mira, si quieres puedes, leer mi mente, verás que estoy siendo totalmente sincero, y que sólo deseo ayudarte. Créeme, por favor. Yo te quiero bien. Es más, puedes ir a ese lugar que te digo, y si después no te gusta, vuelves a donde estás. Nadie te lo va a impedir, de la misma manera que nadie te puede obligar a que hagas lo que te estoy pidiendo. ¡Eres absolutamente libre! Y necesariamente tienes tú que quererlo y pedirlo.
-El hecho de que puedan leer la mente de los que aún ocupamos un cuerpo físico -con baja vibración- nos ofrece una posibilidad única para que estas personas obcecadas, puedan convencerse de su error, y terminen confiando en nuestra intención hacia ellos. Sin embargo, los seres espirituales no pueden hacer lo mismo, porque su vibración es superior a la de la persona que está mentalmente apegado a la vida terrenal.
También les podemos ayudar, dirigiéndonos mentalmente a la persona que se acaba de marchar y del mismo modo hacerles llegar nuestro cariño.
Seguimos:
(E): Y, ¿dices que voy a estar con Jesús?
(J): Sí.
(E): Pero yo no creo en él. Además siempre he vivido a mi aire y no soy ningún santo... Supongo que si es verdad lo que dices, estará mosqueado conmigo... ¿Y si me castiga?
(J): No. No te va a castigar. Te va a tratar con mucho Amor. Pero eres tú el que ha de desear acercarse a Él.
(E): ¿En serio? ¿Y cómo lo hago?
(J): Cómo quieras se trata de desearlo y pedírselo. Dirige tu pensamiento hacia él y hazle saber que deseas que te acoja.
Él te está esperando.
Puedes rezar confiando que te escucha, eso también funciona; si quieres rezamos juntos un Padrenuestro. Pero, vamos, con que pidas ayuda de corazón es suficiente. Mira, voy a llamar a un amigo mío que lleva mucho tiempo en el Más allá. Verás qué majo es y cómo te va a ayudar a llevarte hasta donde te están esperando tu familia, tus amigos y muchas más personas. Te van a recibir con los brazos abiertos y ellos mismos te ayudarán a comprender cómo vas a vivir de ahora en adelante. No tengas miedo, ¡confía en mi palabra!
-Entonces llamo a Carlos. Este muchacho se fue unos días antes que mi hija. Su madre también se comunica con él. Una de las tareas a las que se dedica en su Nueva Vida es la de ayudar a descubrir la Luz a esas personas que ignoran que han fallecido.
(J): ¡Carlos, Carlos, coleguita! Échanos una mano. Aquí tenemos a una persona para que la guíes a la Luz.
Aparece Carlos. Siempre sonriente y lleno de cariño. Como la persona que está haciendo el vuelo ni sabe quién es Carlos, ni tampoco ha visto ninguna foto de él -después de los abrazos de rigor (jejeje)-, le pido que me lo describa y, además, que se fije bien en sus rasgos porque al terminar el vuelo le mostraré una fotografía suya. Ni que decir tiene, que siempre le han reconocido.
-¡Jopé con el subconsciente! ¿Qué tiene que pasar para dejar de utilizar al subconsciente como "cajón de sastre" donde meter todo aquellos que nos desborda? ¿Por qué no piensan que tal vez la mente tenga tan enorme capacidad como para contener un Super-consciente -o algo semejante, que se ajuste más a lo que sucede en estos casos?
Finalmente, Carlos abraza a la persona desconocida y juntos se marchan hacia la Luz.
Y nosotros continuamos con nuestra experiencia de vuelo, con la satisfacción de habérsenos permitido echar a una mano a una persona que estaba sufriendo las consecuencias de su ignorancia y de su escepticismo.
Quiero añadir que es perfectamente posible que haya personas en esa situación por varios años o incluso siglos, pero lo normal, es que si no es excesivamente “bruto”, aproveche el primer encuentro. Lo malo es que los hay tan “cerra’os”, que tienen dificultades para percibir a quienes están tratando de ayudarles. Y, aunque el tiempo no existe, sí que la conciencia está más expandida, y se percibe con más intensidad, tanto la angustia como la alegría.
No hay comentarios:
Publicar un comentario